Andaba La Catrina en el casino muy enchongada,
a todos los de su mesa bien ruinos los despachaba;
un solo apostador le quedó para su juego,
y sin dudarlo La Catrina todo lo apostó:
— A ver tú que eres el último: ¿Vas o no vas?
— Voy pura nada, si eres la dueña del lugar.
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El texto y/o imagen de esta Calaverita Literaria por Rubén Verdugo Terminel
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